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Vassily Ivanchuk... el genio despistado, tanto por su imagen como por sus incontables anécdotas. Pero esas mismas rarezas hacen que sea querido por los aficionados, que sienten una especial simpatía por él, lo mismo que sus rivales, que acostumbrados a sus 'explosiones' durante las partidas nunca se quejan ni protestan, ya que saben que nunca son con mala intención. Veamos alguna anécdota protagonizada por Ivanchuk a lo largo de su carrera:
Durante una de sus primeras participaciones en Linares, siendo todavía un jovencito de 20 años, la tensión de las partidas le resultaba tan agobiante que realizaba su movimiento y se iba del escenario corriendo, saliendo a la calle a jugar al fútbol con los niños que hubiese por allí.
Sigamos en Linares. Ivanchuk es el jugador, tras Kasparov, que más ediciones de este torneo ha conseguido. Y cada una de ellas fue muy sufrida, los nervios siempre conseguían atenazarle y cada partida se convertía en un suplicio. Un ejemplo de esto lo tuvimos antes de una de las partidas que le enfrentaba a Kasparov y que ocurrió durante la comida antes del comienzo de la ronda. Ivanchuk pidió sopa de primero... pero no llegó a probarla ya que la sopa no llegaba a su boca debido al temblor de su mano, por lo que el sabroso líquido siempre terminaba en el plato... unos nervios incontrolables. También es muy famosa la anécdota culinaria, también acontecida en Linares, en la que Ivanchuk pidió huevos fritos con patatas fritas de primero, de segundo... y de postre, una dieta contundente y más teniendo en cuenta que tenía que afrontar una partida de unas 5 horas.
Durante un torneo en Holanda, a finales de los 90, Ivanchuk se estaba jugando el primer puesto en la última ronda. Ivanchuk realizó la jugada decisiva de la partida, un movimiento profundo y fuerte. Ahora es el turno de su rival, la posición es muy complicada y sólo existe una jugada, muy complicada de ver, que le daría las tablas a su rival (ese resultado supondría que Ivanchuk terminaría segundo), cualquier otro movimiento daría la victoria a Chucky en la partida y en el torneo. El tiempo va pasando sin que su rival mueva, con lo que Ivanchuk se pone cada vez más nervioso y empieza a pasear por la sala de forma frenética, echando miradas fugaces al tablero. La situación se alargó durante media hora e Ivanchuk se encontraba al borde del colapso. En ese momento pasó al lado de la mesa del árbitro, donde hay un gong que sirve para anunciar el comienzo de las partidas, Ivanchuk lo ve y superado por la tensión cogió el palito del gong y le dio un estacazo con todas sus fuerzas. Se pueden imaginar la situación, con la sala totalmente en silencio y los jugadores concentrados, de repente se escucha un sonido estridente que hizo que a más de uno se le parase el corazón.
Ivanchuk vive en su mundo particular, un jugador capaz de saltarse las normas de etiqueta en el torneo de Linares y jugar con el chándal del Real Madrid, su equipo de