lunes, 26 de julio de 2021

Datos curiosos del ajedrez ( 11º parte)

 



1.- Mihail Botvinnik.

 En un pequeño fragmento de su magnífico libro "Mis Geniales Predecesores, Volumen 2" (esta serie de libros del "ogro de bakú" es fascinante.) Kasparov hace esta sorprendente revelación sobre una entrevista que mantuvo con Botvinnik en 1973 a fin de solicitar su ingreso en la famosa escuela de ajedrecistas del ex campeón mundial: Mihail Moiseevich planteó sus preguntas favoritas, como: "¿analizas tus propias partidas?", y "¿practicas algún deporte?". También recuerdo cómo me asusté cuando ví que, de repente, ¡hizo el pino sobre una silla! * Este concreto ejemplo demuestra de lo que una persona es capaz, incluso a los 62 años (aunque, en realidad,seguía pudiendo hacerlo a los 77).(Garri Kasparov) hacer el pino: ejercicio gimnástico que consiste en poner el cuerpo verticalmente con los pies hacia arriba, apoyando las manos en el suelo. (En el caso de Botvinnik, más complicado todavía; ¡en una silla!)

2.-Mihail Tahl.

 Tal vez su anécdota más famosa es la partida en la que estuvo pensando durante una hora cómo sacar un hipopótamo de un pantano:La famosa anécdota del hipopótamo de Tahl de una entrevista que le hicieron: Damski: durante una partida, ¿te vienen a lamente ideas que no tengan nada que ver con el ajedrez? Tahl: ¡continuamente! nunca olvidaré, por citar un

ejemplo, mi encuentro con el maestro Eugenio Vasiukov (Kiev, 1964),durante uno de los campeonatos de la URSS. La posición en el tablero era muy compleja, y yo pensaba sacrificar un caballo.No era una variante muy clara, puesto que existían muchas posibilidades.Comencé a calcular y me horrorizó la idea de que el sacrificio fuera falso. Las ideas se me amontonan en la cabeza: una respuesta del enemigo correcta en determinada situación la traspasaba a otra variante y allí, naturalmente, ese movimiento era inoportuno por completo. Lo concreto es que en mi cabezase formó un montón caótico de movimientos, a veces incluso sin ninguna relación entre sí, y el "árbol del análisis", tan recomendado por los entrenadores, comenzó a crecer de manera monstruosa. No sé por qué, pero en ese momento recordé la célebre poesía infantil de Chukovski:“¡Oh, qué difícil es el trabajo de sacar a un hipopótamo del pantano!”.No podría explicar en base a qué asociación este hipopótamo semetió en el tablero, pero la verdad es que, mientras los espectadores creían que estaba analizando la posición, yo pensaba en cómo demonios podría sacarse a un hipopótamo del pantano. Recuerdo que en mi cabeza se amontonaban cabrestantes, palancas, helicópteros e incluso, una escalera de cuerda. Después de numerosos intentos no encontré ningún método aceptable de sacarle del pantano, y pensé con amargura: "¡pues que se ahogue!"."Tahl se perdió las cuatro primeras rondas de la olimpíada de La Habana de 1966 por culpa de un terrible "golpe táctico": un botellazo en la cabeza que le dieron en un night club, al que Korchnoi y él (¡para desgracia de ambos!) Habían acudido,vulnerando el régimen competitivo, en una furtiva escapadade la concentración del equipo soviético. Posteriormente, jugó con la cabeza vendada, pero la cicatriz en su frente permaneció con él toda su vida. “sólo con la constitución férrea de Tahl fueposible soportar un golpe así", bromeaba Petrosian. "en 1969, tras un empeoramiento de su dolencia renal, Tahl sufrió intensos cólicos durante muchos meses, y los médicos tuvieron que inyectarle morfina. Pero pese a todas las penas de su vida, Mihail Nejemevich no perdió su sentido del humor.Cuando un amigo le preguntó: "¿es cierto que te has convertido en morfinómano?", al instante le replicó: "¡en absoluto! ¡Soy un Chigorinómano".(...) en realidad, Tahl admiraba a Morphy y a Chigorin." (G.Kasparov) a pesar de los problemas de salud que arrastraba desde su juventud, a finales de los años 80 Tahl seguía fumando mucho y no se privaba tampoco de beber alcohol. Esto último dió lugar a una divertida anécdota que se produjo en el torneo de Reykjavik de 1988 y que nos cuenta Genna Sosonko: "Misha, quien por entonces no resistía la bebida, sencillamente se durmió al final del banquete de Reykjavik. Esto le había sucedido muy a menudo, sobre todo enlos últimos años. Korchnoi y Spassky, que también jugaban allí,habían estrechado relaciones por entonces. Se miraron uno al otro: "¿lo llevamos?, preguntó uno de ellos. "De acuerdo",contestó el otro. La distancia era considerable, pero los oponentes de su juventud cumplieron admirablemente su tarea,y el atónito portero del hotel fue informado de que aquel jugador de ajedrez había tenido que pensar tan profundamente que estaba exhausto." (Genna Sosonko)

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