domingo, 29 de mayo de 2022

♔Historia del ajedrez ♛: Primeras reglas y modificaciones.♜

 Artículo de Antonio Gude

Las primeras reglas del juego en la Europa medieval coinciden con las del ajedrez musulmán de su tiempo.


El tablero pasó a ser coloreado o arlequinado, algo que no era necesario para la práctica del juego, pero que facilitaba los cálculos y ayudaba a eludir las jugadas no reglamentarias. No se sabe con exactitud cuando fue introducida esta novedad, pero los poemas Einsiedeln (h. 1100) y Corpus ya la mencionan y, posteriormente, en las láminas del códice de Alfonso X el Sabio (1283), puede apreciarse que las casillas son alternativamente rojas y blancas (o marfil).


Una vez que se generalizó el uso del tablero coloreado, había que establecer reglas en cuanto a la posición del tablero. Los diagramas en el MS de Alfonso X tienen, invariablemente, una casilla blanca a la derecha del jugador, pero otros MSS tempranos con problemas y diagramas de partidas muestran que no había uniformidad en la práctica. La moderna convención de la regla, según la cual cada jugador debe tener en su rincón derecho una casilla blanca, no fue establecida, desde luego, en la época medieval.


POSICIÓN DE LAS PIEZAS

Alfiles, caballos, torres y peones se situaban como en el ajedrez actual. el rey y la dama en d1 y e1 (d8 y e8), pero no había una regla concluyente en cuanto a la posición respectiva, si bien los dos reyes debían estar situados en la misma columna.


JUGADAS DE LAS PIEZAS

El rey podía jugar a cualquier casilla adyacente, no dominada por una pieza contraria. La dama, a una casilla adyacente en diagonal. El alfil (alferza) saltaba por encima de una casilla diagonal adyacente. El caballo y la torre como en el ajedrez moderno.


Todas estas piezas podían capturar piezas enemigas de la misma forma en que movían.


El peón, también como en el ajedrez moderno, si bien no disponía del doble avance en la jugada inicial. Capturaba como en el ajedrez actual y, si alcanzaba la octava casilla, podía promocionar, pero sólo en dama.


RESULTADO DE LA PARTIDA

La partida se ganaba

dando mate al rey contrario, o bien privándolo de todas sus fuerzas (rey robado). No está claro cuál era el desenlace en el caso de ahogado.


CAMBIOS TEMPRANOS

En Europa el ajedrez pronto comenzó a experimentar cambios, tanto en la fuerza de juego de las piezas como en sus reglas. Parece que el jugador europeo estaba un tanto decepcionado por la lentitud del juego, y esa falta de dinamismo atentaba contra el disfrute. La falta de efectivos hacía que muchas partidas no finalizasen con el jaque mate.


Todos los cambios que se fueron introduciendo gradualmente parecen responder a esa necesidad de dar vivacidad al juego, a cierto hastío. En el MS de Alfonso X hay un párrafo que hace referencia al «cansancio que los jugadores experimentan por la larga duración de la partida, cuando se juega de principio a fin.» Según algunos historiadores, ese hastío explicaría la existencia del ajedrez con dados, y también la popularidad del problema de ajedrez.


Las primeras posibilidades contempladas para dar dinamismo al juego eran:


Ampliar el tablero

Ampliar la fuerza de juego de las piezas

Redisponer las piezas

Las tres posibilidades se ensayaron en la Edad Media. La primera resultó un fracaso y fue rápidamente descartada. La segunda fue la única que resistió la prueba del tiempo y que acabaría dando forma definitiva a la práctica del ajedrez, tal cual hoy se juega. En cuanto a la tercera, con idea de que las piezas de ambos bandos pudiesen entrar más rápidamente en contacto, tenía cierto sentido, pero fue arrinconada por la eficiente adopción de la segunda posibilidad: modificar la fuerza de juego de las piezas era una buena idea, que prevaleció sobre todas las demás.


En el mosaico de la Europa medieval se conocía como assize el conjunto de reglas relativas a la forma en que se jugaba el ajedrez en un país o una región. Las primeras modificaciones en cuanto a la jugada de las piezas se encuentran mencionadas, en el poema del judío español Abraham ibn (ben) Ezra (1092-1167) y en el manuscrito de Alfonso X. Esas modificaciones afectaban a tres piezas: el rey, la dama, y el peón. Cada una de estas piezas podía realizar una jugada más amplia de la habitual, un «salto a la tercera casilla», aunque en realidad se trataba de una jugada a dos casillas de distancia, pues no podemos contar la originaria

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