El número uno del mundo ama el ajedrez, se divierte jugando, pero no estaba dispuesto a meses de preparación y de sufrimiento psicológico que requieren la defensa del título de ajedrez clásico. Ese estrés se lo ha pasado al actual campeón Ding Liren -ausente de las competiciones desde hace muchos meses-, y por eso Carlsen, de 33 años, renunció la pasada primavera a la corona que logró en 2013, volcándose en competiciones de ajedrez rápido y relámpago presenciales y por internet. Una decisión que no ha afectado a la calidad de su juego y que le ha permitido vivir de manera más relajada y disfrutar de algo de tiempo para otras aficiones (fútbol, baloncesto, póker…) y compromisos publicitarios (Puma).
“Creo que he jugado bastante bien y que no he tenido problemas en ninguna partida.La clave ha estado en mi victoria ante Fedoseev”, declaró Carlsen. “He jugado muy motivado y no me canso de ganar. Además, esta modalidad de juego es muy divertida”, añadió.
Curiosamente, el noruego, después de ganar a Fedoseev, tuvo que pasar un control antitrampas y declaró a la cadena de televisión noruega NRK: “Pienso que es positivo que me hayan elegido, significa que ¡He jugado una buena partida!”. Quien no ha tenido una buena actuación en Samarkanda ha sido el estadounidense Hans Niemann, con el que Carlsen mantuvo una polémica con insinuaciones de trampas que terminaron en los juzgados, que antes de la ronda de clausura no figuraba entre los 50 primeros clasificados.
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